Con el perfil bajo que los caracteriza, cruzaron las puertas del auditorio de la sede corporativa de
“Me siento en casa, tanto mi familia como yo guardamos en nuestros corazones grandes recuerdos de nuestro paso por el país. Y es mi primera vez en este edificio, así que estoy ansioso por terminar de recorrerlo”, señaló entusiasmado John, que vivió en Argentina entre 2013 y 2016, cuando estuvo al frente de
“Estoy feliz de estar aquí con ustedes”, dijo por su parte Brian, otro conocedor de la región gracias a su experiencia en diversos cargos en Latinoamérica, los que –aseguró– le enseñaron a sortear momentos adversos: “Varios de nosotros hemos pasado tiempos difíciles y la salida parecía imposible, así que piensen en sentido positivo: estos períodos de crisis son oportunidades para fortalecer la posición competitiva. Lo que están creando ahora dará sus frutos en los próximos años”.
Siguiendo el formato de Town Hall que meses atrás también utilizó el CEO Global de la Compañía, James Quincey, ambos subieron al escenario dispuestos a responder preguntas de los presentes y de quienes seguían el encuentro desde otros países a través de videoconferencia.
El desafío de una urgencia global
Ineludible por tratarse de un tema que atraviesa a toda la Compañía, una de las preguntas de los asociados tuvo que ver con Un Mundo sin Residuos, el compromiso global que entre otras cosas busca que hacia 2030 el 100% de los empaques que
Brian completó la idea haciendo foco en el esfuerzo precompetitivo con otros actores: “Es necesario crear una industria del reciclaje y, obviamente, no lo podemos hacer solos. Como líderes de la industria tenemos que sumar al resto de las empresas. Si hacemos eso, podremos ir mucho más rápido”.
La cargada agenda de su visita a Buenos Aires no dio respiro ni cuando por los ventanales del edificio de la calle Vedia entraban los últimos rayos del sol: los ejecutivos salieron con prisa para cumplir con el siguiente compromiso. Así y todo se dieron el gusto de tomarse unos minutos para saludar con un abrazo a viejos conocidos y recordar anécdotas de otros tiempos. Luego, sí, vino la despedida, pero con un cálido: “Hasta la próxima”.
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