“¡Qué profunda que está la tierra. Y yo no puedo salir de aquí!”, exclamaba Pedro Ortiz al mirar por la ventanilla del avión que lo trasladaba desde la ciudad de Formosa hasta Buenos Aires. Liliana Abascal hoy recuerda ese momento con una sonrisa de complicidad. No sólo era el primer viaje de Pedro en avión, sino que además ese vuelo significaba una recompensa para ambos.
Pedro y Liliana, en verdad, viajaron en representación de 800 personas para recibir un premio: su innovadora idea de “cosechar” y recolectar agua de lluvia para riego mediante micro-embalses fue distinguido por el jurado del 11º Concurso de Agua. El certamen, impulsado por
“Esta iniciativa es una gran ayuda para una comunidad pobre como la nuestra. Será un alivio, ya que tenemos un problema muy grande de acceso al agua”, comenta Pedro de manera tímida a Journey. Presidente de la Asociación de Productores Agroforestales Ontanaĝaecpy del barrio Qom en Ingeniero Juárez, al oeste de Formosa, Pedro explica que como en esa zona las precipitaciones anuales son escasas y los rayos del sol, abrasadores, las plantas casi no pueden crecer. Como líder de su comunidad, y para intentar resolver ese problema, Pedro trabajó codo a codo con Liliana, doctora en Geología y coordinadora técnica de esta iniciativa, impulsada también por la Fundación Gran Chaco. Fue ella quien aportó sus conocimientos para diseñar el proyecto que apunta a que esta comunidad pueda cultivar sus propios alimentos mediante un sistema de riego por goteo y así lograr autoabastecerse, de la mano del agua de lluvia. Ocurre que el cambio climático está alterando los patrones de precipitaciones anuales y entonces apuestan por sacar provecho de esa inestable situación.
“Se trata de una zona con una tierra muy difícil de cultivar. El agua no se consigue fácilmente por vía subterránea, ya que para hacer un pozo habría que perforar muy profundo y eso es muy costoso. Por eso son necesarias otras opciones de acceso al agua”, explica Liliana. Y especifica: “Nuestra propuesta busca un encuentro entre la tecnología y la cultura ancestral: sobre la base de una necesidad concreta como es el acceso al agua para producción, vamos a generar la obra de infraestructura necesaria, pero con un modelo de organización local, que implica tomar en cuenta la relación de las comunidades originarias con los recursos naturales. Así como yo analizo el ciclo hidrológico del agua, los Qom toman en cuenta el ciclo del crecimiento del algarrobo para comprender lo que está sucediendo en su entorno natural. Vamos a tener en cuenta estos dos modelos para trabajar juntos”.
CAMINO A LA AUTO-GESTION
“El Futuro está en el Monte: cosecha de lluvia para producción agrícola y modos de organización con contexto local” es el nombre de la iniciativa premiada con los 260.000 pesos del Concurso de Agua, y que se apoya en dos ejes: por un lado, la construcción de un micro-embalse para almacenar agua de lluvia y destinarla a riego; por otro, que la propia comunidad sea capaz de mantener las instalaciones y hacerlas funcionar de manera autónoma.
En sus 11 años de existencia, el Concurso de Agua ya benefició a 120.369 personas de manera directa y a 512.477 de manera indirecta. Desde su primera edición en 2006, contribuyó con más de $5.000.000 para el financiamiento de proyectos vinculados con el acceso al agua y la protección de cuencas. Este año, además de premiar el sueño de Liliana y la comunidad Qom, este Concurso benefició otros dos proyectos que buscan facilitar el acceso al agua en otras comunidades vulnerables.
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