Abrir la canilla y escuchar un eco vacío. La imagen es apocalíptica y el escenario apresurado. Pero si no se hace algo pronto respecto del estrés hídrico que vive la cuenca del Río Chubut, esa descripción podría asimilarse a un futuro posible. “De acuerdo con las proyecciones hechas en 2012 para toda la cuenca, en 2030 ciudades como Trelew y Rawson pueden sufrir escasez grave de agua”, sentencia Mariale Álvarez, Gerente de Conservación y Representante de País de The Nature Conservancy Argentina (TNC Argentina), ONG internacional dedicada a la preservación de la biodiversidad y el medio natural.
La gran reserva de agua conformada por el Río Chubut, el más largo de la Patagonia, está amenazada por el cambio climático, el crecimiento demográfico y las prácticas no sustentables como el sobrepastoreo. Las sequías que se vienen registrando en los últimos seis años despertaron la alarma de los habitantes de la cuenca, que al quedarse sin agua corren el riesgo de perder su medio de subsistencia.
“Hay mucha actividad económica que depende de que este río funcione bien. Gran parte de los planes de desarrollo de la provincia están ligados a la cuenca del Río Chubut”, explica Álvarez. La sección inferior del río es la más fértil y allí hay grandes poblaciones –como las mencionadas Trelew y Rawson– amenazadas por este problema. Ya mismo, el menor volumen de nevadas y las lluvias irregulares han comenzado a comprometer la actividad agrícola ganadera y cobrarse la vida de muchos animales.
La desertificación no es un problema exclusivo de la cuenca del Río Chubut sino que se extiende a toda la Patagonia. Hoy, centros urbanos como Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia se quedan sin agua durante el verano. Del aproximadamente el 70% de los suelos de la región que está bajo erosión, un 30% sufre erosión grave. La búsqueda de fuentes hídricas subterráneas no parece una solución viable: allí el agua es casi más difícil de encontrar que el petróleo.
Contribuir con las comunidades
El problema concreto en el Río Chubut es que arrastra muchos sedimentos y, con ellos, barre los nutrientes de la tierra, por lo que pierde fertilidad. Además, genera un ambiente propicio para la proliferación de bacterias. La mayor cantidad de sedimentos hace que el río baje con más fuerza y en forma más rápida hacia el mar y, una vez que se mezcla con el agua salada, es más costoso recuperarla para consumo humano.
Consciente de que no hay tiempo que perder, en septiembre de 2015 TNC Argentina decidió aplicar para obtener una contribución de la Fundación
“Nuestro propósito es contribuir con las comunidades donde estamos presentes en el desarrollo de un mundo cada vez más sustentable. Para ello, nos asociamos con diversos actores sociales, especialmente con ONGs expertas en los temas que nos interesan, como lo es TNC Argentina, en conservación del medio ambiente”, explica Cristian Pérez, Gerente de Asuntos Públicos de
Y agrega: “Entendemos que el agua es un derecho humano universal y un elemento fundamental para el crecimiento y bienestar de las comunidades. Por ello, en

TNC Argentina no está sola en las tareas de mejora. En 2013 conformó, junto con el Comité Nacional de Investigaciones científicas y Técnicas (Conicet), la Red para la Conservación de los Ecosistemas Fluviales de la Patagonia (Red Ecofluvial). La iniciativa busca conservar los ecosistemas fluviales que son relevantes para las personas y las actividades productivas de la región. Actualmente la red abarca cinco ríos, uno por cada provincia de la Patagonia (Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego).
La propuesta está enfocada en la implementación de soluciones de ingeniería verde. Se trata de intervenciones de protección ambiental que incluyen la reforestación, la optimización del riego y la rotación de rebaños. Se busca no sólo aumentar la cantidad de agua sino también mejorar su calidad y regular su flujo.
En enero de 2017 TNC Argentina iniciará una obra en una subcuenca próxima a importantes ciudades como Trelew, Rawson, Dolavon y Gaiman, con el objetivo de aumentar la absorción en los terrenos. Para eso, se cavarán zurcos en tierras fiscales cercanas al río para que el agua se estacione temporalmente y pueda infiltrarse mejor. Esto permitirá que la vegetación comience a regenerarse. Además, parte de los sedimentos que arrastra el río quedarán contenidos, lo que va a contribuir a regular el caudal y a mejorar la calidad del agua.
Si bien aún no se cuenta con cifras exactas, desde TNC Argentina confirman que las intervenciones que se hicieron hasta el momento en conjunto con la Red Ecofluvial –previamente a la contribución otorgada por Fundación
Con el aporte de la Fundación
Álvarez explica que el objetivo final de las acciones sobre la cuenca es alcanzar una mejora de los suelos y proteger la biodiversidad. En el caso de lograr una mayor revegetación, esto también podría beneficiar a la actividad ganadera porque permitiría tener más animales por hectárea y reducir su mortandad.
No obstante, la experta advierte: “Recuperar el agua de la región es mucho más que revitalizar la economía”. Es que en el aparente páramo de la estepa patagónica existe una gran biodiversidad que no se ve. El pastizal templado de esa zona, por ejemplo, captura carbono, retiene agua y evita la erosión del suelo. Incluso poblaciones que se ubican a kilómetros de distancia dependen de la continuidad de este ecosistema. “Lo que estamos protegiendo –asegura– es la información genética, que puede ser la cura de enfermedades actuales o futuras, o producto de la nueva fuente de alimentación de la raza humana dentro de cien años.”
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