El confinamiento obligatorio forzó cambios sociales y culturales, sobre todo en las grandes ciudades. Las costumbres en torno a la comida no son la excepción, y muchos destacan el valor positivo de haber incorporado hábitos que parecían impracticables en la vorágine que nos imponía el día a día.
En la semana del 22 al 28 de marzo se produjo un hecho llamativo en el ciberespacio argentino: las búsquedas de “recetas caseras” se triplicaron en Google, y llevó el tema a su pico máximo de popularidad por lo menos desde 2004, cuando la empresa de servicios digitales comenzó a registrar este tipo de información. El dato podría parecer menor, pero hay que tener en cuenta que el día 20 de ese mes se inició en el país la cuarentena obligatoria debido a la pandemia del coronavirus. Y entonces cobra otro sentido.
En sintonía con lo que ocurría en la virtualidad, durante el segundo trimestre del año y a pesar de la crisis económica, las ventas de electrodomésticos y artículos para el hogar crecieron un 31% respecto a igual período de 2019, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Y varias notas en los diarios dieron cuenta de que la levadura y la harina estaban en falta en almacenes y supermercados. Es evidente: el confinamiento sanitario llevó a que los argentinos cocinaran más en casa, y aquellos que no estaban acostumbrados se propusieron buscar ideas y herramientas para hacerlo de manera creativa. Ahora bien, ¿cómo es la situación hoy, más de cinco meses después del inicio de esa etapa? ¿Se instalaron estos nuevos hábitos culinarios en nuestra vida diaria? ¿Cambiaron los rituales familiares a la hora de sentarnos a la mesa?
De acuerdo a Consumer Mood, la herramienta desarrollada por
Mariela Mociulsky, fundadora de Trendsity y Presidenta de la Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión (SAIMO), avaló esos resultados y, en diálogo con Journey, aseguró que se trata de un fenómeno que se enmarca dentro de una búsqueda saludable de oportunidades a partir de un cambio de hábitos forzado: “Sobre todo cuando recién comenzaba, el confinamiento fue tomado como una ocasión especial para atesorar nuevos momentos familiares, hacer arreglos en la casa, recuperar espacios y volver a cocinar; se revalorizó la costumbre de preparar la comida juntos y de compartir la mesa”, explicó.
Volver al futuro
Por lo pronto, el deseo de seguir por este camino está muy presente en los argentinos: de acuerdo a Consumer Mood, el 81%, quiere mantener en el tiempo el hábito de compartir más comidas en familia. Y un número casi idéntico, el 80%, buscará seguir preparando comidas especiales en el hogar. Pero hay algo que se extraña en estos días de incertidumbre y tiene que ver con las celebraciones alrededor de la mesa, tan ligadas al ADN de los argentinos: los encuentros con amigos alrededor de la parrilla o los festejos multitudinarios. “Por ahora tuvimos que ponerlos en pausa, pero van a volver. Son rituales que anhelamos”, ratificó Mariela.
Mientras eso sucede, seguimos sumando experiencias junto a nuestros íntimos, ganamos calidad de vida a través de costumbres que creíamos perdidas, y adquirimos nuevos hábitos que, casi sin quererlo, nos preparan para que el regreso a la nueva normalidad nos encuentre mejores anfitriones… ¡y mucho mejores cocineros!
Si querés saber de qué se trata la Botella Única que impulsa
Redes Sociales