“Aprender tecnología es tan fundamental como saber leer y escribir para poder acceder a mejores oportunidades”, asegura la web de Acámica. Y en ello cree fervientemente Ignacio Puig, uno de los cuatro fundadores de esta plataforma educativa que ofrece más de 100 cursos centrados en desarrollo tecnológico.
Graduado en Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), Ignacio nunca pensó que se dedicaría a la educación. Pero su perspectiva cambió cuando tomó conciencia de la importancia de promover la formación como una herramienta “que tiene la gente para defenderse en la vida”.
Por ello, hace cinco años creó Acámica, donde ya se capacitaron alrededor de 60.000 personas. Según Ignacio, el éxito y la novedad de la propuesta es que cada curso dura lo que decida el estudiante. “Como el pago es mensual, uno puede terminarlo en un mes, dos o tres meses, cada uno a su tiempo y a su forma”, explica. Las temáticas buscan responder certeramente a las necesidades del mercado laboral; por ello, los socios escuchan las necesidades de empresas como Mercado Libre, Globant, Facebook, Google y Twitter, entre otras, que constantemente buscan desarrolladores.
Global Shapers, una comunidad que le abrió nuevos mundos
Esta aventura, en la que hoy trabajan 21 personas, se dio en paralelo a otra. En 2013 Ignacio conoció la comunidad Global Shapers, una iniciativa del World Economic Forum (WEF) que reúne a “jóvenes excepcionales” de entre 20 y 33 años de todo el mundo que, de manera individual, en empresas u ONGs, generan un impacto positivo en sus comunidades. “Conocí a una Global Shaper que es periodista especializada en medioambiente y me invitó a que aplicara a la red. Enseguida me entusiasmé”, recuerda Ignacio.
La iniciativa del WEF, apadrinada a nivel global por La Compañía
Ignacio apoya estas iniciativas de manera incondicional y anima a todos a que participen y se involucren con otras personas. “No importa en qué país naciste o cómo seas física o mentalmente: si colaboramos y cooperamos entre todos vamos a tener muchísimos mejores resultados”, defiende Ignacio. Y Acámica es el mejor ejemplo de ello.
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